Trabajos convencionales para mujeres
Hoy te mostramos como los roles de genero afectan a las mujeres en el ingreso al mercado laboral, roles que predeterminan en ellas cualidades especiales y naturales, para desempeñarse laboralmente en trabajos convencionales para mujeres.
Las diferencias entre trabajos convencionales y no convencionales representa una brecha laboral entre hombres y mujeres que dificulta el acceso a las mujeres a trabajos técnicos o de tecnología que representan un mayor nivel de vida y de demanda actual.
Esta diferenciación discriminatoria entre hombres y mujeres radica en creer que ambos sexos tienen diferentes competencias emocionales y que las mujeres somos más emocionales, lo que nos hace ideal para ciertos tipos de trabajo convencionales.
Cualidades femeninas
A lo largo de la historia, han existido trabajos considerados femeninos. Labores que naturalmente precisaban de una menor fuerza física y una vinculación con la atención a las personas, actividades que recaían en las mujeres por tener ciertas cualidades innatas de cuidado.
De esta forma quedaban vetados para las mujeres, aquellos empleos y oficios en los que se requería de una mayor fuerza física para el desarrollo de la actividad o cuando la función requería un gran peso de responsabilidad, la toma de decisiones o la gestión de equipos.
Se ha dicho que ser mujer implica ciertas cualidades como mayor empatía, habilidad para la atención del público, la coordinación de los equipos y tener una mayor asertividad. Características femeninas que permiten a la sociedad asignar a la mujer aquellas profesiones que son una extensión propia de su rol de cuidadora.
Trabajos convencionales para mujeres
Existe una creencia de que los sectores más afines a las mujeres son los relacionados a la moda o cosmética porque tienen más sensibilidad y conocimiento del producto. Sectores en los que ser mujer es un plus para aquellos reclutadores de puestos laborales en los que se trabaja con productos relacionados a la mujer.
Las mujeres también son mayoría en los sectores de las empresas que se denominan como de back office, al ser trabajos normalmente más sociales y en los que se da soporte a determinadas áreas como recursos humanos, las finanzas o servicios técnicos, entre otras. Dejándolas fuera de aquellos que requieren ciertas habilidades técnicas.
Otras profesiones en las que ellas siguen siendo mayoría son las relacionadas con las áreas de humanidades como psicología, filosofía y derecho, así como la educación, sobre todo para educación primaria. Y tienen también mayor presencia en el sector sanitario en áreas como la pediatría, la ginecología y la enfermería.
Para el mundo laboral, las mujeres somos capaces de resolver problemas con un mayor tacto, sensibilidad, sin traspasar la problemática a terceras personas y además en un corto espacio de tiempo.
Esto nos relega a sectores de actividad en los que las mujeres lo tienen más fácil para trabajar y de acuerdo al rol definido por la sociedad, aunque sólo en apariencia, porque los procesos de selección no se hacen por sexo, sino por cualificación.
Por lo que las profesionales tienen que hacer frente a los mismos problemas para acceder a un empleo que en los sectores más masculinizados, su condición de mujer no permite ninguna clase de privilegio, ni aún en aquellos puestos en los que se considera son feminizados.
Sesgos en la educación técnico-profesional
La oferta educativa refuerza la segmentación del mercado laboral por género, reproduciendo los perjuicios y sesgos de genero en la inserción laboral. Por ello, es importante producir una mayor autonomía para las mujeres e impulsar su desarrollo económico, eliminando las segmentaciones de género en la formación técnica y profesional.
Desde que son pequeñas, las mujeres son expuestas a los roles de genero que inciden en sus elecciones vocacionales. Los patrones culturales que asocian a las mujeres con ciertos roles hacen que tanto su entorno educativo y familiar las empuje hacia la elección de determinadas profesiones y empleos feminizados.
La prevalencia de la violencia de género y la discriminación de genero no elude los centros de educación y capacitación, limitando la participación de las mujeres en grupos formativos con mayoría de hombres en las aulas. Por lo que su participación en carreras técnicas y de tecnología se ve notablemente reducida.
Además, la urgencia de la generación de ingresos las obliga muchas veces a optar por carreras cortas que les permita compatibilizar con sus roles de cuidado del hogar y la familia.
Necesidades del mercado laboral actual
Actualmente, en el mundo post pandemia, se están demandando cada vez más a aquellos profesionales en ingeniería y en nuevas tecnologías, campos en los que la mujer también ha empezado a estar presente, pero en un volumen mucho menor que a la participación de los hombres.
Siguen abundando mayorías de mujeres siendo enfermeras, secretarias, administrativas, psicólogas, periodistas, algunas de las profesiones que tradicionalmente se han considerado femeninas por precisar para su desarrollo unas cualidades y aptitudes que socialmente se aprecian más en la mujer que en el hombre.
Quedando relegadas de actividades más técnicas, en donde el desarrollo de la tecnología pueda permitirles una mejor calidad de vida, ya que estas competencias son las más demandadas en el mercado actual y muy bien remuneradas.
Por ello es necesario entender como la educación formal y la familiar repercuten en las elecciones de las mujeres al momento de escoger una carrera, un oficio o una profesión. Que también se ve sumamente afectada al momento de formar una familia, cuando la mayoría de las responsabilidades del hogar, también recaen en ellas.
Exigiendo a las mujeres un mayor esfuerzo laboral con aquellas actividades que realiza fuera de su trabajo remunerado, por las cuales no recibe retribución alguna y que son propias de su rol de cuidado del hogar y familiar.
Aún queda mucho camino por recorrer en educación y mercado laboral, ya que las mujeres siguen siendo mayoría en aquellas profesiones que la sociedad le facilita la entrada por su rol de cuidadora del hogar.