7 problemas para la inserción laboral juvenil
Los problemas para la inserción laboral juvenil son de índole estructural y son transversales a la situación actual del país. La pandemia ha agudizado las dificultades económicas existentes, así como ha agravado las condiciones sociales desfavorables y que repercuten en el mercado laboral.
Los problemas para la inserción laboral juvenil actual se debe condiciones económicas estructurales, sin embargo la pandemia ha traído consecuencias sociales y laborales que han agudizado las desigualdades en el mercado laboral.
Problemas para la inserción laboral juvenil
A continuación desarrollaremos cada problemática en particular y la relevancia en el contexto económico y social actual:
1. Falta de generación de empleo formal
La tasa de desempleo en los jóvenes es superior a la de los adultos, sumado a la dificultad de obtener el primer empleo en la economía formal y la problemática de poder mantenerlo. Un panorama desalentador para cualquier joven que desea insertarse laboralmente por primera vez.
El empleo juvenil está marcado por la inestabilidad y la alta rotación laboral. Por lo que es necesario que existan políticas activas para promover su formación, adquirir mayores cualificaciones y mejorar las perspectivas de inserción en empleos de calidad.
Sin perder de vista que la generación de oportunidades de trabajo decente también se vincula con las acciones que posibiliten el desarrollo de la estructura productiva del país, así como aquellas que garanticen un crecimiento económico estable.
La inestabilidad económica y la falta de desarrollo de la estructura productiva afectan las trayectorias laborales de los jóvenes, tal como sucede en la actualidad, donde no existe la suficiente oferta que cubra las necesidades de los jóvenes del país.
2. La carga del trabajo no remunerado
Otra de las barreras que enfrentan los jóvenes para acceder al mercado laboral o para continuar estudiando, reside en el hecho de que las mujeres deben dedicarse al cuidado de sus hijos o de otros menores en el hogar, enfermos o adultos mayores, así como atender los quehaceres domésticos.
Las diferencias de género son elevadas, recaen en las mujeres los roles que le asignan las obligaciones de cuidado de la familia, uno de los principales motivos para la no participación en el mercado de trabajo y la no asistencia a establecimientos educativos.
Es importante reexaminar las acciones de apoyo vinculadas con las políticas de cuidado y darle posibilidad a jóvenes mujeres de sustituir el tiempo que destinan mayoritariamente a tareas domésticas y de cuidado, por otras que incentiven su desarrollo profesional.
Si bien en nuestro país existe una diversidad de instituciones destinadas a los cuidados de los niños más pequeños como salas cunas, jardines maternales e infantiles o centros de cuidado comunitario, hay un problema de cobertura de cuidados muy grave.
3. La deserción escolar
Es uno de los principales desafíos que debemos abordar para enfrentar la exclusión de los jóvenes del trabajo formal. Generalmente, los problemas de deserción escolar en la educación formal adquieren una gran dimensión en los dos últimos años del nivel secundario.
Este fenómeno coincide con la edad a partir de la cual los adolescentes pueden entrar al mercado laboral, pero que suelen abandonar sus estudios, ya sea para trabajar u otra razón particular. Además, a pesar de la existencia de una legislación específica para proteger el trabajo de los menores, sigue desarrollándose fuera del marco legal.
Entre las mujeres, las tasas de deserción escolar también son afectadas por embarazos. Esta mayor presencia de mujeres en tareas de cuidado durante la adolescencia condiciona sus futuras trayectorias laborales, reproduciendo importantes brechas de género.
4. Precariedad laboral
Si los jóvenes sólo logran acceder a un empleo precarizado e informal, se pueden dar diferentes situaciones según el nivel socioeconómico de las personas. En el caso de ingresos bajos, los trabajos que consiguen no están registrados y no tienen beneficios, además muchos se vuelcan hacia el cuentapropismo.
En los sectores medios, se insertan en actividades como telemarketers o encuestadores, con un desgaste mental muy grande, por lo que los lugares donde trabajan tienen una rotación muy alta.
Y en el caso de un nivel socioeconómico más alto, suelen darse pasantías muy injustas, porque las empresas utilizan el sistema como un tipo de relación laboral y no como medio para capacitarse y contratar permanentemente.
Entre los jóvenes ocupados, la calidad del empleo muestra importantes déficits, especialmente entre aquellos provenientes de hogares de bajos ingresos. Muchos no cuentan con educación obligatoria finalizada, careciendo de algunas competencias que les permitan insertarse en empleos de calidad.
5. Deficiencias en la educación
Muchos empleadores argentinos admiten haber tenido dificultades en el reclutamiento, porque los candidatos no se adecuan al perfil buscado, además de la falta de habilidades técnicas. Los puestos más difíciles de cubrir son los de técnicos, ingenieros y trabajadores calificados para algún oficio.
Se verifica la gran importancia de reestructurar el sistema educativo con la ayuda de capacitaciones laborales en los últimos años de escolaridad. Además de medidas que puedan garantizar el primer empleo con ayuda estatal.
6. Inestabilidad económica
La actividad económica en Argentina se derrumbó durante el año anterior. Los datos oficiales marcan una contracción del 10%. La inflación es muy elevada y la moneda no deja de devaluarse, las reservas del Banco Central no llegan a 3.000 millones de dólares y cuatro de cada diez argentinos viven en la pobreza.
El cuadro macroeconómico resulta muy alarmante, es volátil y altamente impredecible. En este sentido deben existir medidas que protejan la fuerza laboral juvenil, que inevitablemente se verá deteriorada al finalizar las medidas de aislamiento.
7. Pandemia mundial
Las brechas de acceso al empleo entre jóvenes y adultos son comunes incluso en el mundo desarrollado. Este fenómeno se ha visto agravado por el COVID-19. Las afectaciones a la educación, el empleo, y la salud mental amenazan con generar impactos de largo plazo en la trayectoria laboral de los jóvenes.
Los impactos se extenderán incluso después de la recuperación económica. Es fundamental fomentar incentivos a la contratación de jóvenes, la formación de sus habilidades acorde con las nuevas realidades del mercado laboral y apoyo en la búsqueda de empleo.
Una generación completa tiene en sus manos el futuro del país y se verá fuertemente afectada por décadas simplemente por tener la mala suerte de iniciar su vida laboral en medio de la pandemia.