Consecuencias sociales y laborales por la Pandemia
La aparición del Covid ha traído numerosas consecuencias sociales y laborales por la pandemia. A continuación, desarrollaremos de forma detallada cuales son las principales, derivadas de la falta de empleo.
El covid y sus consecuencias sociales
La expansión del Coronavirus desde fines del 2019, ha afectado a todo el globo y sus consecuencias han avanzado notablemente fuera del ámbito sanitario, provocando transformaciones sociales en la vida cotidiana.
Así es como vimos importantes transformaciones en los lazos, las relaciones con los demás y las acciones diarias de las personas. Aunque también en la forma en cómo se manejan las instituciones políticas y económicas.
Las repercusiones sociales son siempre variables a las condiciones culturales y formas de gobierno que existen en el planeta. Por lo que las acciones para manejar la situación han variado en los distintos países del mundo.
Acciones en red
No obstante, desde la Segunda Guerra Mundial se ha acrecentado la participación de la Organización Mundial de la Salud, así como de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, que tienen un carácter en red y articulan muchos países a través de protocolos específicos para situación de este tipo.
Pandemias anteriores ya han dejado consecuencias diversas que nos ayudaron a predecir ciertas acciones, unas deseables como la evolución de los sistemas sanitarios y otras no tan buscadas como el cierre de comunidades higiénicas.
El cierre de estás comunidades implica que no se permita la entrada de otras personas fuera de ellas; así como manifiestan un aumento notable de fronteras internas en una misma sociedad.
¿Cómo repercute en los ciudadanos?
Con respecto a los ciudadanos, por un lado, se implementaron medidas para disciplinar poblaciones, basadas en proponer cuarentenas con recomendaciones sobre cómo comportarse. Y por otro lado, existirá el esfuerzo en monitorear, diagnosticar y generar sistemas de trazabilidad a los afectados por la pandemia.
En este último sentido una sociedad de control es cada vez más común y ella se basa en su capacidad tecnológica de monitorear lo social y sus afectaciones colectivas.
¿Qué pasará con el empleo a futuro?
Si bien las crisis económicas no suelen afectar en gran medida al empleo por cuenta propia, este pasa a constituir una alternativa para sobrevivir o mantener el nivel de ingresos, con frecuencia en la economía informal. De ahí que el empleo informal sea proclive a aumentar al producirse una crisis.
No obstante, las actuales restricciones en materia de circulación de personas y bienes podrían dificultar este tipo de mecanismo de supervivencia. La reducción de la actividad económica y las restricciones en materia de circulación de personas afectan tanto al sector industrial como al de servicios.
El sector terciario, en particular las actividades turísticas, los viajes y el comercio minorista, son especialmente vulnerables. La oferta de mano de obra está disminuyendo como consecuencia de las medidas de cuarentena y la reducción de la actividad económica.
Las repercusiones en el plano laboral conlleva grandes pérdidas de ingresos para los trabajadores. La pérdida de ingresos por el trabajo dará lugar a una disminución del consumo de bienes y servicios, lo que repercute en la continuidad de la actividad empresarial y en la capacidad de recuperación económica.
Aumento de la pobreza
La presión ejercida sobre el nivel de ingresos a raíz de la disminución de la actividad económica tendrá consecuencias devastadoras para los trabajadores que se encuentran por debajo del umbral de pobreza, o cerca del mismo.
Cabe considerar asimismo la posibilidad de que la cantidad de trabajadores en situación de pobreza aumente sustancialmente.
Sectores más vulnerables
Las epidemias y las crisis económicas pueden repercutir de forma desproporcionada en determinados grupos de población, así veremos consecuencias diferentes en las personas con problemas de salud, los jóvenes, los trabajadores de la tercera edad, las mujeres, los migrantes y los que no tienen protección social.
Los jóvenes, que deben afrontar un elevado índice de desempleo y subempleo, son más vulnerables frente a una disminución de la demanda de mano de obra. Los trabajadores de más edad, son asimismo más vulnerables en el plano económico, más proclives a encontrarse en situación de desempleo o de reducción de su horario laboral.
Las mujeres, a raíz de la amplia labor que desarrollan en los sectores más afectados como el de los servicios, o por realizar un trabajo de primera línea para hacer frente a la pandemia como en el ámbito de la salud.
Según estimaciones de la OIT, el 58,6% de las mujeres que trabajan en todo el mundo lo hacen en el sector terciario, frente al 45,4% de los hombres. Las mujeres tienen menor acceso a servicios de protección social y soportan una carga laboral desproporcionada en la economía asistencial, en particular en el caso de cierre de escuelas o de centros de atención.
Otro sector vulnerable es aquel en el cual los trabajadores sin protección social, que trabajan por cuenta propia, son ocasionales y o llevan a cabo una labor esporádica en plataformas digitales. Personas sin derecho a bajas laborales remuneradas o por enfermedad.
Los trabajadores migrantes, particularmente vulnerables a los efectos de la crisis del COVID-19 verán restringidas sus capacidades de desplazamiento a su lugar de trabajo en sus países de acogida y para regresar con sus familias.
La nueva normalidad
La nueva normalidad no parece plantear un futuro prometedor, más cuando existen consecuencias sociales y laborales por la pandemia que generan problemas de falta de empleo y precarización laboral que disminuye notablemente la calidad de vida de las personas.
La transformación social operada actualmente, solo podrá superarse con el aprovechamiento de la cuarta revolución industrial, una oportunidad para la implementación de la digitalización y las nuevas tecnologías en nuestra vida personal y profesional.